«Para el peronismo hay una sola clase de hombres: los que trabajan», expresó D’Angelo, retomando una de las frases más emblemáticas del General. En su mensaje, destacó que fue durante el periodo comprendido entre 1943 y 1955, bajo la conducción de Perón, cuando los trabajadores argentinos alcanzaron los mayores logros sociales y económicos, basados en un modelo de equidad y justicia distributiva.
El dirigente recordó que la “tercera posición” concebida por Perón —entre el liberalismo norteamericano y el comunismo soviético— fue una herramienta clave para construir un país productivo y soberano, en el que los frutos del trabajo se distribuían en partes iguales entre el capital y los trabajadores.
En su análisis histórico, D’Angelo señaló que tras el golpe de 1955, los intereses foráneos y el «cipayismo interno» comenzaron a socavar lentamente los derechos del pueblo trabajador. Y que en las últimas décadas, la globalización sin control, aceptada por distintos gobiernos tanto progresistas como liberales, agravó la pérdida del trabajo nacional y destruyó el aparato productivo argentino.
En ese sentido, hizo mención a las advertencias realizadas por el economista y líder del Partido Principios y Valores, Guillermo Moreno, sobre el impacto de la desregulación económica global y la necesidad de volver a un modelo de desarrollo nacional con eje en el trabajo.
El mensaje concluyó con una fuerte afirmación: “Las condiciones de trabajo digno, bien remunerado, y los derechos laborales siempre han sido garantizados por gobiernos peronistas fieles a la doctrina del Movimiento Nacional Justicialista”, mencionando los periodos 1945–1955 y 2003–2013 como ejemplos concretos.
Finalmente, con un llamado a la unidad del movimiento obrero y en homenaje a los trabajadores argentinos, D’Angelo cerró su reflexión con una frase histórica: “Trabajadores, únanse. ¡Feliz Día del Trabajador!”.