Este jueves se vivió un hecho significativo en la represa de Salto Grande con el acto de asunción de las nuevas autoridades de la delegación uruguaya de la Comisión Técnica Mixta (CTM), encabezadas por el ingeniero Gonzalo Casaravilla, ex presidente de UTE, quien estará acompañado en esta gestión por Elbio Machado y Nicolás Urrutia.
La ceremonia, que tuvo lugar al pie de la represa hidroeléctrica, contó con la presencia del presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, y del intendente de Concordia, Francisco Azcue, ratificando así el carácter binacional del ente y su relevancia estratégica para ambos países.
Durante su discurso, Casaravilla no eludió los temas sensibles. Con una postura firme y autocrítica, reconoció el desprestigio que sufrió la CTM en los últimos años producto de hechos de corrupción, clientelismo político y designaciones arbitrarias de personal en la anterior gestión uruguaya, encabezada por Carlos Albisu. “La imagen de Salto Grande, de la CTM, estaba dañada. Está dañada. Y eso es un tema complejo porque tiene que ver con la percepción de la gente. Pero hay que trabajarlo”, sentenció.
El nuevo presidente aseguró que su equipo llega con el compromiso de concluir la etapa de modernización de la represa, una inversión histórica en infraestructura energética que considera crucial para Uruguay. Salto Grande, señaló, aporta un tercio de la energía que consume el país, con niveles de disponibilidad operativa destacados a nivel mundial.
Casaravilla fue enfático al marcar el rumbo ético y técnico que impondrá su gestión: “No vamos a usar nuestro puesto como trampolín político, no vamos a hacer falsa responsabilidad social ni clientelismo. Y no habrá ingresos ni ascensos sin procesos transparentes y competitivos”. En ese sentido, expresó que el objetivo es jerarquizar el profesionalismo y la ética, fomentando un cambio cultural en la gestión pública.
También se refirió a los desafíos binacionales que implica la CTM, al tratarse de una estructura única en su tipo, con doble conducción y decisiones que requieren unanimidad: “Es como un matrimonio, hay que ponerse de acuerdo en todo. Pero ya en la primera reunión con el presidente argentino de la CTM, Alejandro Daneri, y los delegados, hubo acuerdo sobre los temas centrales. Eso me llena de optimismo”.
El discurso de Casaravilla no solo fue una declaración de principios, sino también un llamado a recuperar la confianza de los uruguayos: “Vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que se vuelva a percibir que en Salto Grande se hacen las cosas bien, que quienes trabajan allí son profesionales comprometidos con su tarea”.
Finalmente, concluyó destacando la dimensión humana del desafío que enfrenta: “La política es la mejor herramienta para gestionar lo público, pero hay que cuidarla. Y lo haremos siendo responsables, eficientes y transparentes. Al final del día, lo que está en juego es la riqueza y el bienestar de nuestros pueblos”.
Con este acto, la delegación uruguaya inicia una nueva etapa en la CTM Salto Grande, con promesas de renovación, ética y eficiencia en la gestión de una de las obras de infraestructura binacional más emblemáticas del Cono Sur.
Fuente: Redacción de 7Paginas