La madre del joven, Adriana Rodríguez, relató que fue notificada por la escuela de que su hijo había sufrido un “accidente”. Sin embargo, el adolescente logró enviarle un mensaje desde su celular que decía:
“Mami, me pegaron, estoy en el hospital”.
Al llegar al nosocomio, la mujer constató la gravedad de las lesiones. “Le habían sacado la mandíbula de lugar y le pegaron en la nuca”, denunció. Inmediatamente fue hasta el colegio para exigir explicaciones.
El ataque fue planificado
Según explicó Rodríguez, los agresores pidieron permiso al docente para ir al baño juntos, pero en lugar de regresar, esperaron la oportunidad para golpear salvajemente al joven. “Le tienen bronca a mi hijo, aunque no sé por qué”, expresó con angustia la madre.
La mujer radicó una denuncia formal ante la Fiscalía y la Policía, y durante ese trámite se enteró de que ya existía otra denuncia por un hecho similar en el mismo establecimiento educativo.
Respuestas insuficientes y miedo constante
La dirección de la escuela, según Adriana, le manifestó que “mucho no pueden hacer, más que separarlos”. La medida adoptada por el establecimiento fue cambiar a los agresores al turno de la mañana, pero esto no logró tranquilizar a la familia del joven agredido.
“Tengo miedo de que a la salida me lo esperen y le vuelvan a pegar”, advirtió la madre, quien también reveló que su hijo sigue recibiendo amenazas. “Anoche le mandaron un mensaje con otro compañero diciendo que esto iba a continuar”, aseguró.
Pedido urgente de intervención
Rodríguez manifestó que acudirá a la Departamental de Escuelas en busca de una solución más efectiva. “Necesito que el colegio, que alguien me ayude”, suplicó.
Este nuevo episodio reaviva el debate sobre la violencia en las escuelas entrerrianas y pone en foco la responsabilidad institucional frente al bullying y las agresiones físicas entre estudiantes. Mientras tanto, una familia entera vive con miedo por la seguridad de su hijo, dentro y fuera del ámbito escolar.
Con información de Mercurio noticias
Redaccion de 7Paginas
