De acuerdo a datos suministrados a 7Paginas, la situación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) se vuelve cada vez más delicada, a raíz de una reducción presupuestaria del 25% sostenida desde hace más de un año, que está afectando seriamente el desarrollo de proyectos de investigación, extensión y asistencia técnica a productores en todo el país.
A este ajuste se suma la pérdida progresiva de personal mediante programas de retiros voluntarios, lo que debilita aún más la capacidad operativa de la institución.
Cambios en la gobernanza: una amenaza a la autonomía del INTA
Uno de los puntos que genera mayor preocupación dentro del organismo y en el ámbito académico-productivo es la intención del Gobierno Nacional de modificar el esquema de gobernanza del INTA, otorgando mayoría automática al Poder Ejecutivo dentro del Consejo Directivo, lo que pondría en riesgo la continuidad de las políticas institucionales a mediano y largo plazo.
Actualmente, el Consejo Directivo está conformado por representantes del gobierno, universidades, el sector productivo y científico, garantizando un modelo participativo y equilibrado. La propuesta oficial prevé reducir de 10 a 8 los integrantes, eliminando a los representantes de las universidades y dando mayoría directa al gobierno.
“Esto atentaría contra la autonomía y la capacidad técnica del INTA para sostener políticas públicas basadas en el conocimiento, y abriría la puerta a decisiones de carácter político o económico coyuntural que podrían afectar seriamente la misión histórica de la institución”, señalaron trabajadores del organismo.
Riesgo de despidos, cierre de agencias y venta de tierras
La modificación del Consejo no sería un simple cambio administrativo, sino que habilitaría un ajuste más profundo y estructural: desde despidos, no renovación de becas y contratos, hasta el cierre de agencias de extensión rural y la venta de tierras experimentales donde actualmente se desarrollan ensayos productivos y científicos claves para el desarrollo agropecuario del país.
El rol estratégico del INTA Concordia
En este contexto, preocupa especialmente el futuro del INTA Concordia, que cumple una función estratégica en el acompañamiento a las economías regionales de Entre Ríos. A través de sus agencias de extensión, el organismo tiene presencia en cinco departamentos y trabaja con productores, cooperativas, asociaciones civiles, municipios y gobiernos locales para fortalecer la producción citrícola, hortícola, ganadera, forestal y apícola, entre otras actividades claves para la región.
“Cerrar agencias o reducir personal en el territorio significa abandonar a los productores y debilitar la capacidad del Estado de generar innovación y desarrollo en zonas rurales”, remarcaron desde el ámbito técnico del INTA.
La comunidad científica, el sector productivo y diversas organizaciones del agro ya han manifestado su rechazo a estos cambios, alertando sobre el impacto que podría tener en la soberanía tecnológica y alimentaria del país. El futuro del INTA —y con él, el de miles de productores— parece estar en juego.
Redacción de 7Paginas
