7PAGINAS

Tristes tópicos: los tres grandes problemas históricos de Federación

Por Aldo Moretti - Opinión
Picture of Redacción 7Paginas

Redacción 7Paginas

Facebook
Twitter
WhatsApp

La pobreza en Argentina no solo persiste: se transforma en una estructura que se hereda. No es solamente la falta de ingresos lo que condena a millones de personas, sino un entramado de desigualdades que se retroalimentan: baja escolaridad, trabajos informales, embarazos no deseados en la adolescencia, adicciones, violencia e inseguridad.

Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA), el 44,7% de la población vivía en situación de pobreza a fines de 2023. El dato más alarmante es que el 62,9% de los menores de 18 años se encuentra en esa condición. Esto marca con claridad un fenómeno intergeneracional: los niños nacen y crecen en contextos vulnerables, sin las condiciones necesarias para romper el ciclo.

En este marco contextual la desigualdad se forma como una trampa así que se puede acentuar esto ya que desde la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), distintos estudios advierten que los embarazos adolescentes no intencionales son una de las principales puertas de entrada a la pobreza persistente. “Cuando una joven interrumpe su educación por un embarazo temprano, sus oportunidades de inserción laboral se reducen dramáticamente. Si no hay acompañamiento, el círculo se repite en la siguiente generación”, señala un informe de FLACSO publicado en 2022.

Asimismo, en los barrios populares, más del 70% de los jóvenes trabajan en la informalidad, según datos de la UCA. Esto no solo implica ingresos precarios, sino también exclusión de derechos laborales, acceso desigual a la salud y menor posibilidad de planificación familiar o movilidad social.

En éste ecosistema sobresalen distintas problemáticas como adicciones, violencia y abandono político.

Asi que tanto FLACSO como el Observatorio de la UCA alertan sobre el aumento del consumo problemático de sustancias entre jóvenes pobres. La falta de redes de apoyo, la deserción escolar y la ausencia de políticas públicas sostenidas generan un caldo de cultivo donde la adicción se instala, y muchas veces desemboca en delitos menores o violencia comunitaria.

“La violencia no es solo física: es estructural. Es la violencia de no tener agua potable, de no contar con un espacio seguro, de vivir sin perspectivas”, explica una investigadora de FLACSO en una serie de estudios sobre juventud y vulnerabilidad.

Si se analiza el caso doméstico, Federación ha tenido una lectura errónea de la pobreza estructural.

En la ciudad, la situación adquiere particular gravedad. Para los sucesivos gobiernos locales, la pobreza estructural y sus consecuencias -como los embarazos prematuros, el consumo problemático, la deserción escolar o el hacinamiento- han sido leídas como fenómenos contingentes o patológicos, en lugar de reconocerlos como problemas endógenos y estructurales del modelo de desarrollo local.

Para los gobiernos de Federación, la pobreza estructural y sus consecuencias que se convirtieron en problemas endógenos representaron algo contingente.

Esta mirada superficial, funcional a un modelo centrado casi exclusivamente en el turismo como motor económico, ha impedido la implementación de políticas públicas que afronten las desigualdades sociales de manera integral y sostenida.

Este cambio paradigmático no es solo económico, sino cultural y político. Significa dejar de ver la pobreza estructural como un problema contingente y pasar a integrar la justicia social y la participación ciudadana como ejes de la nueva ciudad productiva y poliproductiva de la que ya hemos hablado en otro capítulo.

Esos grandes problemas estructurales, se pueden agrupar en tres como, exclusión social estructural y marginalidad persistente; ya que la marginalidad en Federación no es ocasional ni circunstancial: es una condición estructural. Afecta a jóvenes, mujeres, sectores populares y rurales, y se manifiesta en falta de acceso a oportunidades reales de empleo. Carencia de universidades o centros de formación técnica, lo que impide la movilidad social y el arraigo juvenil. Reproducción intergeneracional de la pobreza, visibilizada en altos niveles de embarazos adolescentes y abandono escolar.

Esto no es un problema periférico al modelo económico de la ciudad, sino que lo afecta directamente.

En segundo lugar se impone la violencia social, inseguridad y fragmentación del tejido comunitario:

La violencia en Federación tiene múltiples formas desde la violencia juvenil hasta la violencia de la exclusión, y se ve alimentada por el avance de las adicciones, inseguridad creciente en barrios periféricos. Como así la falta de proyectos comunitarios que reconstruyan el tejido social y el sentido de pertenencia.

En este sentido se enmarca que la violencia no es sólo delictiva: es estructural, cotidiana, y producto de la falta de horizontes colectivos.

En último lugar el modelo económico que se percibe ya ha llegado a un techo y la falta de fuentes genuinas de trabajo que es evidente.

El actual modelo basado casi exclusivamente en el turismo no garantiza empleo digno, sostenido ni distribuido. Esto genera:

Altísima estacionalidad laboral.

Ausencia de industria local o economía del conocimiento.

Falta de políticas de fomento a la producción local, oficios, agroindustria o cooperativismo.

Mientras éste periodista escribe las carencias siguen manifestándose en los medios locales, el horizonte es claro, pero sólo si hablamos del cielo sobre la ciudad, el devenir promete mucho más si los enfoques se asientan sobre un cambio de modelo de desarrollo.

A fin de cuentas, el desafío histórico de Federación va a ser el de un cambio de paradigma real y profundo. Ya no alcanza con gestionar lo que hay. Hay que imaginar, planificar y construir una ciudad distinta, donde vivir dignamente no sea un privilegio sino un derecho común. Porque cuando lo marginal es lo cotidiano, cuando la violencia no sorprende, y cuando el trabajo escasea, no estamos ante una crisis: estamos ante el fracaso de un modelo.