En el escrito, firmado por el presidente de APUC, pastor Marcelo Miño, y el responsable de Relaciones Institucionales, pastor Daniel Ozuna, se remarca que “los tiempos difíciles nos impulsan a estar más presentes que nunca”, destacando que el rol de la Iglesia es acompañar a los más necesitados, tanto en la contención espiritual y emocional como en la ayuda social, pese a los cada vez más limitados recursos disponibles.
“No puede ser normal vivir sin dignidad”
El mensaje hace hincapié en que la labor de la Iglesia alivia parte de la presión social que recae sobre el Estado, pero subraya que las soluciones estructurales son responsabilidad de quienes gobiernan. En ese sentido, los pastores alertan:
“No puede ser normal vivir sin dignidad. No es normal que personas acampen horas en las guardias de hospitales para conseguir atención médica, que nuestros ancianos sobrevivan con jubilaciones miserables, que los niños padezcan deterioro alimenticio irreversible o que familias enteras deban endeudarse para poder alimentarse”.
También cuestionaron la disparidad de ingresos: “Mientras trabajadores y profesionales de áreas esenciales como la salud y la educación cobran sueldos insuficientes, integrantes del sector político reciben sueldos millonarios”.
Llamado a la unidad y a la esperanza
La carta reclama terminar con divisiones, enfrentamientos y agresiones, en especial desde quienes tienen la responsabilidad de gobernar, y plantea que “la única ideología de los pobres es comer todos los días y encontrar esperanzas en el futuro inmediato”.
En su cierre, los pastores remarcan que esta crisis también es moral y espiritual, señalando que solo en Jesucristo se encuentra la verdadera esperanza, “Estamos convencidos de que esta crisis es consecuencia del intento de quitar a Dios de nuestras vidas. Solo en Él hallamos restauración, dignidad y justicia”.
Con este mensaje, los Pastores Unidos de Concordia renovaron su compromiso cristiano de acompañar a los sectores más vulnerables, al tiempo que instaron a los gobernantes a priorizar las necesidades básicas de la población.