Según datos oficiales difundidos tras el cierre del escrutinio, sobre un total de 35.987.634 electores habilitados, 12.235.796 argentinos decidieron no votar, lo que equivale a un 34% de ausentismo.
Este marcado descenso en la participación confirma una tendencia que ya se había observado en las diez provincias que desdoblaron sus elecciones entre abril y septiembre, donde en seis de ellas la asistencia ni siquiera alcanzó el 60%. En Chaco, por ejemplo, la mitad del electorado no concurrió a las urnas.
Desencanto y malestar social, entre las principales causas
Consultores políticos y analistas atribuyen este fenómeno al malestar social, el hartazgo frente al deterioro económico y a una creciente desconfianza hacia la clase dirigente.
Entre los factores que pudieron incidir se mencionan también la falta de propuestas concretas, la sensación de que el voto no genera cambios reales, la percepción de corrupción en la política, el cansancio ante campañas agresivas y polarizadas, y la proliferación de desinformación.
Un récord negativo en perspectiva histórica
Desde la implementación de las PASO en 2011, la participación promedio fue del 77%. La caída más pronunciada previa se había registrado en las legislativas de 2021, con un 72% de concurrencia, en un contexto aún marcado por la pandemia.
En comparación, en los primeros años tras la recuperación democrática (1983-1989) la participación superaba el 85%, y durante los ‘90 se mantenía en torno al 82%. Sin embargo, desde 2015 en adelante —salvo las generales de 2019, con un 80%— no se volvió a superar ese techo.
Los antecedentes provinciales anticipaban la baja
Un estudio de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral, difundido días antes de las elecciones, había proyectado una participación del 67%, con un piso del 65% y un techo del 69%, una estimación que terminó siendo prácticamente exacta.
Los antecedentes provinciales confirmaban esa tendencia: San Luis (59,8%), Salta (57,8%), Misiones (55,4%), Santa Fe (55,4%), CABA (53,3%) y Chaco (52,3%) fueron las jurisdicciones con menor concurrencia en sus comicios locales. En el extremo opuesto, Corrientes alcanzó el porcentaje más alto, con 70,95%.
En total, de los 25,5 millones de empadronados en las provincias que votaron de manera desdoblada, solo sufragaron 15,1 millones, lo que implica más de 10 millones de ausentes.
Buenos Aires y CABA, los distritos con mayor ausentismo
Por su peso electoral, la provincia de Buenos Aires tuvo un impacto decisivo: el 39% de su padrón —unos 5,5 millones de votantes— no acudió a las urnas. En la Ciudad de Buenos Aires, el ausentismo llegó al 47%, con 1,4 millones de electores que optaron por no participar.
Un desafío para la democracia
La caída en la participación abre un debate profundo sobre el desgaste del vínculo entre ciudadanía y sistema político, y sobre la necesidad de reconstruir la confianza en las instituciones.
A 42 años del retorno democrático, el dato deja una advertencia clara: la apatía y el desencanto se han convertido en protagonistas silenciosos de la jornada electoral.