Luego del ataque inicial, el can desapareció y, a pesar de los intentos por localizarlo, no pudo ser hallado de inmediato. Horas más tarde, el perro reapareció y mató a seis gallinas antes de intentar ingresar a una habitación donde se encontraba una persona con discapacidad, incrementando el temor en la familia.
Ante la peligrosidad de la situación, un familiar de los dueños del perro ingresó a la vivienda por una ventana y, utilizando un rifle, sacrificó al animal, que estaba descontrolado. En la casa también se encontraba una persona mayor postrada en cama, lo que aumentó la preocupación de los residentes.
Horas después del trágico desenlace, la dueña del perro regresó a la vivienda tras recibir el alta médica. Según se informó, la familia había gestionado la castración del animal a través de la protectora local, ya que habían notado un comportamiento cada vez más agresivo. No obstante, tras el ataque, optaron por sacrificarlo para evitar nuevos incidentes.
El caso ha generado opiniones divididas en la comunidad, con quienes justifican la decisión de la familia por la peligrosidad del animal y otros que consideran que podría haberse actuado de otra manera. Entretanto, se reaviva el debate sobre la tenencia responsable de perros de razas consideradas peligrosas y la necesidad de mayores controles y medidas de prevención para evitar hechos similares.