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De Gualeguaychú a Boca: el sueño que Yair construye con sacrificio y amor

A los 3 años, Yair Izaurralde ya estaba pateando sus primeras pelotas en el club Sarmiento. Creció admirando a Lionel Messi, pero su mayor inspiración siempre fue su papá. “Gracias a Sarmiento hice amigos muy importantes para mí. Jugué 12 años ahí”, recuerda.
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Redacción 7Paginas

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Yair Izaurralde se define como enganche o volante derecho. Tiene buena técnica, visión de juego, pases filtrados y una gran capacidad de adaptación.

Uno de los momentos más épicos lo vivió en una semifinal del Provincial ante Gimnasia. Habían perdido 2-1 la ida. En la vuelta, Yair hizo dos goles, dio dos asistencias y anotó el primer penal de la tanda tras un 5-5 global. Fue inolvidable.

También hubo momentos graciosos: “Una vez, ganábamos 5-0 en un Gurisito Sabalero y mi técnico Checho Denis, que es como un hermano, me puso al arco. ¡Contra el Sudamérica!”.

En 2024 fue campeón del Provincial y ese año también pasó una prueba en Boca Juniors. Hoy vive en Buenos Aires con sus tíos y se traslada todos los días en el micro del club para entrenar.

“Me levanto a las 6:20, entreno en el predio, almuerzo ahí, y después voy al colegio hasta las 6. Lo llevo bien porque me alimento bien, entreno y descanso como se debe”. Lo más duro fue dejar su familia, amigos y a su novia, pero está convencido: “Antes del éxito vienen los momentos difíciles. Tengo que aguantar y no rendirme nunca”.

Hoy sueña con salir campeón con Boca y debutar profesionalmente para devolverle a su familia todo lo que hicieron por él. “Lo soñado sería una convocatoria a la Selección… pero las dos me encantarían”, confiesa.

A los chicos que sueñan con llegar, les dice: “Tienen que estar preparados, todo llega. Disciplina y constancia. Un mal entrenamiento no te hace mal jugador”. Se define como enganche o volante derecho. Tiene buena técnica, visión de juego, pases filtrados y una gran capacidad de adaptación. “Soy un jugador que mete”.

Y detrás de todo, están siempre sus pilares: sus padres Renzo y Claudia, su novia Mailin, sus amigos Dylan y Emma y sus suegros Amalia y Quique. “Gracias a ellos sigo luchando por lo que amo”.

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