Según denunció el Centro para el Estudio y Defensa de las Aves Silvestres (CEYDAS), el sitio —denominado Camping Pesca— ofrece hoy una escena devastadora: cientos de árboles autóctonos y arbustos cortados con motosierras o directamente arrancados de raíz, abriendo amplias picadas en un ecosistema de altísimo valor ecológico.
Los ejemplares talados incluyen especies nativas como Guayabos Colorados, Coronillos, Ubajay, Canelones, Palos Cruz, Guayabos Blancos, Palos Amarillos, Yerbas de Bugre, Sarandíes Negros, Chalchales y Espinillos. Algunos de estos árboles tenían más de 80 años de antigüedad y diámetros de tronco que superaban los 50 cm. Muchos de los troncos fueron apilados para uso como leña, lo que agrava aún más la indignación de ambientalistas y vecinos.
Desde CEYDAS alertaron sobre la gravedad de la intervención, que destruye un ecosistema clave del río Uruguay, afectando tanto la flora como la fauna local. Este tipo de ambientes —la selva en galería— es considerado de alta sensibilidad y escasa recuperación.
Uno de los aspectos que más controversia genera es que la cartelería de ingreso al camping ostenta el logo de CODESAL, lo que sugiere que el desmonte cuenta con algún tipo de aval o, al menos, conocimiento por parte del organismo provincial encargado del desarrollo turístico de la zona de Salto Grande.
Hasta el momento, ninguna autoridad oficial se ha pronunciado al respecto, aunque desde distintos sectores ambientales se exige una investigación urgente para determinar responsabilidades, evaluar daños y, de corresponder, aplicar sanciones y ordenar la reforestación del área.
Este hecho pone en el centro del debate la urgente necesidad de proteger los ecosistemas nativos frente al avance de emprendimientos turísticos o privados que no respetan los criterios mínimos de sustentabilidad y cuidado ambiental.
Con datos de Ceydas
Redacción de 7Paginas