7PAGINAS

Entre Ríos se cansó de los mismos de siempre: derrota histórica para Bahl y Michel

El electorado habló con contundencia y dejó al descubierto lo que muchos advertían desde hace tiempo: el ciclo de Adán Bahl y Guillermo Michel dentro del peronismo entrerriano está agotado.
Picture of Redacción 7Paginas

Redacción 7Paginas

Facebook
Twitter
WhatsApp

El resultado electoral del domingo 26 de octubre dejó una marca histórica en Entre Ríos. La Libertad Avanza arrasó en las urnas, mientras el peronismo, representado por las estrellas Adán Bahl y Guillermo Michel, sufrieron una de las peores derrotas de los últimos tiempos. Desconexión, soberbia y falta de autocrítica: el cóctel que terminó por hundirlos.

La elección legislativa del 26 de octubre en Entre Ríos no solo fue un mensaje de las urnas; fue una sentencia política. El electorado habló con contundencia y dejó al descubierto lo que muchos advertían desde hace tiempo: el ciclo de Adán Bahl y Guillermo Michel dentro del peronismo entrerriano está agotado.

Lo que se vivió fue mucho más que una derrota electoral, fue un derrumbe político. La Libertad Avanza se impuso con amplitud en todos los departamentos, dejando al peronismo en una posición humillante.

Ni las estructuras municipales, ni los viejos aparatos partidarios, ni las promesas recicladas lograron convencer a una ciudadanía harta de los mismos nombres, las mismas estrategias y los mismos discursos vacíos y desconectados de las realidades.

Adán Bahl, quien pretendía seguir siendo el rostro moderado del justicialismo provincial, perdió su capital político con la misma rapidez con la que intentó despegarse del kirchnerismo sin lograrlo. Su gestión en Paraná, marcada por una obra pública tardía y una desconexión creciente con la gente, fue insuficiente para revertir la percepción general de ineficiencia y soberbia.

Por su parte, Guillermo Michel —el autoproclamado “técnico” del espacio, con aspiraciones nacionales y vínculos en el poder económico— demostró no tener arraigo real en el territorio ni liderazgo genuino dentro del peronismo. La derrota lo dejó expuesto: ni su rol en la administración nacional, ni su retórica de “renovación” alcanzaron para darle aire a un espacio que venía en caída libre.

Ambos, Bahl y Michel, representan una dirigencia que hace tiempo perdió la brújula. Encerrados en sus cálculos personales y ajenos a las necesidades de los entrerrianos, construyeron una política de élites, de pasillos, de pactos internos, mientras en las calles crecía el malestar, la desconfianza y la indignación.

Ninguno de los dos entendió el cambio de época. Mientras la sociedad pedía aire nuevo, ellos insistieron en los mismos nombres y los mismos métodos. Las urnas les devolvieron una respuesta contundente: «basta».

La derrota no solo deja heridas electorales. Deja un vacío de liderazgo dentro del peronismo entrerriano. Sin conducción clara, sin proyecto y con una militancia desencantada, el partido enfrenta ahora su momento más crítico en décadas. La gente ya no les cree. Ya no los respeta. Ya no los necesita.

El electorado de Entre Ríos decidió, en estas elecciones de medio término, dar un golpe de timón. Eligió castigar la mediocridad, la desconexión y la falta de rumbo. Eligió cerrar un ciclo político que parecía eterno.

La Libertad Avanza capitalizó el descontento, sí, pero la raíz del problema está dentro del peronismo: un espacio que se negó a escuchar, que se creyó invencible, y que terminó devorado por su propia soberbia.

Bahl y Michel, otrora referentes de poder, hoy son los rostros visibles de una derrota histórica, finalmente la caída de los intocables se consumó.

Nova