Las declaraciones fueron realizadas en el programa Zona de Opinión de Radio Zona TV, donde ambos funcionarios destacaron el impacto social del programa que surgió tras los resultados del Plan Relevar, que arrojó un dato alarmante: miles de concordienses adultos no sabían leer ni escribir.
“Había vecinos que no conocían el centro de Concordia porque no sabían leer los carteles y les daba vergüenza tomar un colectivo”, relató Gatto, dejando al descubierto una problemática histórica, silenciosa y profundamente dolorosa.
Hamann fue contundente: “La mejor obra de un gobierno es que las personas sepan leer y escribir”, al resumir el espíritu del programa.
Un plan que nació de un diagnóstico social
El subsecretario explicó que, tras el relevamiento realizado en más del 70% de los barrios de Concordia, cada área municipal tomó los datos que le correspondían. En el caso de Educación, el diagnóstico fue inmediato: el número de personas analfabetas era “sumamente importante” y superaba ampliamente los miles.
“Veíamos gente que no podía usar un cajero automático porque no comprendía las indicaciones. Ahí entendimos que había que dar una solución urgente”, explicó Gatto.
Inspirado en los programas nacionales de alfabetización impulsados en 1983 durante el retorno de la democracia, el equipo municipal decidió adaptar aquellas experiencias al contexto actual. Se elaboraron cartillas de Lengua y Matemática, pensadas a partir de la vida cotidiana de los barrios, utilizando recetas, compras y situaciones diarias como herramientas de aprendizaje.
El sindicato Stem colaboró con la impresión del material, mientras que el municipio inició un trabajo puerta a puerta, visitando a cada una de las personas detectadas por el relevamiento.
Persuadir, acompañar y volver a empezar
Convencer a los adultos no fue tarea sencilla. “Hay una barrera enorme de vergüenza. Personas de 60 o 70 años que nunca tomaron un lápiz sienten que ya no pueden aprender”, explicó Gatto. Sin embargo, con paciencia y presencia en el territorio, el programa comenzó a crecer a través del boca a boca.
Hoy, los resultados son más que alentadores. “Tenemos personas que hoy ya saben leer y escribir. Eso era lo que buscábamos”, afirmó el funcionario.
Alfabetizar también es contener
El Plan de Alfabetización no se limita a la enseñanza de contenidos básicos. Se transformó en una verdadera política de inclusión social. Los docentes, seleccionados por su perfil humano y social, acompañan a los alumnos en múltiples problemáticas: adicciones, situaciones de violencia, carencias habitacionales, problemas de salud y hasta falta de documentación.
“Esto no es ir a dar una clase como en una escuela común. Es escuchar, orientar y articular con otras áreas del municipio”, explicó Gatto.
Uno de los datos más significativos fue la detección de 25 personas con graves problemas de visión, a quienes se les gestionaron consultas y anteojos. “Hoy ven a sus nietos, pueden caminar mejor, pueden leer. Es un cambio de vida”, relató con emoción.
Historias que emocionan
Los testimonios que surgen del programa son impactantes. Personas de más de 70 años que hoy pueden leer una carta de sus hijos por primera vez, vecinos que ahora se animan a viajar en colectivo, y creyentes que lograron cumplir el sueño de leer la Biblia en la iglesia.
“No es lo mismo que alguien te lea una carta a poder leerla vos mismo. Esa voz silenciosa que uno pone al leer es algo que no se reemplaza”, explicó Hamann.
Un puente hacia la educación formal
Aunque el plan no reemplaza a la escuela tradicional, sí funciona como un puente hacia la educación formal de adultos. Muchas personas de 30 y 40 años ya manifestaron su deseo de continuar estudiando.
“Una persona de 72 años no va fácilmente a una escuela de adultos por vergüenza. Nosotros primero trabajamos la autoestima. Les mostramos que son capaces”, sostuvo Hamann.
Actualmente el programa funciona en 11 barrios, especialmente en zonas vulnerables como La Arrocera y 27 de Noviembre.
Proyección para 2026 y convocatoria a docentes
El municipio ya planifica la expansión del plan para 2026, con un nuevo relevamiento previsto para febrero. Además, se realizará una reunión con autoridades educativas provinciales para coordinar acciones conjuntas.
También se lanzó una convocatoria a docentes jubilados y voluntarios que deseen sumarse al programa. Los interesados pueden acercarse a Avellaneda 26, sede de la Subsecretaría de Educación.
Una política que transforma realidades
El Plan de Alfabetización se integra además con otras políticas públicas como bibliotecas barriales, centros de apoyo escolar y más de 150 talleres de oficios y actividades culturales, cuyo cierre anual reunió a más de 3.000 personas en la estación central.
“Todo es educación. Un taller de panadería, de peluquería o de folclore también es una herramienta para salir adelante”, expresó Gatto.