La autora parte de una frase difundida en redes sociales: “Nunca discutas con alguien que tiene un televisor más grande que su biblioteca”, para problematizar la manera en que se distribuye el acceso al conocimiento a lo largo de la historia y en la actualidad.
Uzín Olleros recuerda que, en el pasado, tanto la posesión de libros como de televisores eran bienes limitados a pocos sectores sociales. Hoy, en cambio, casi todas las personas acceden a un televisor, un celular o una computadora, mientras que armar una biblioteca es más accesible que hace un siglo. Sin embargo, advierte que el exceso de información disponible en la era digital, sumado a las dificultades de discernir su veracidad, abre nuevas tensiones y contradicciones.
La educación como derecho humano
La columnista sostiene que la educación constituye un derecho humano fundamental, herencia de la Modernidad, y que su negación desde el Estado equivale a una forma de lesa humanidad.
“Cuando la educación se considera parte del mercado, se transforma en una mercancía que despoja al acto de aprender y enseñar de su trayectoria auténtica”, afirma.
En ese sentido, destaca el papel de la escuela y la universidad pública como espacios que deben permanecer abiertos y sostenidos por el Estado, porque “un año, dos o tres de estudios universitarios cambian la vida no solo de una persona, sino de toda la comunidad”.
Capital simbólico y democracia
Para Uzín Olleros, la democracia deliberativa no es posible sin educación, ya que es a través de la palabra y del conocimiento donde los ciudadanos ejercen su rol político. “¿Podemos deliberar sin educación? ¿Es posible decidir sin educación? ¿Existe la democracia sin educación?”, se pregunta.
Asimismo, señala que el capital simbólico –la palabra, el pensamiento, la capacidad de argumentar y reflexionar– constituye un recurso vital para la vida social, política y cultural.
Una propuesta de apertura
En su conclusión, Uzín Olleros subraya que el poder y el saber deben circular y trascender, y plantea que su propuesta como docente y ciudadana es “abrir los claustros y mirar más allá de nuestro pequeño campo visual”.
“Tal vez quienes quieren encerrarnos en algún claustro le tienen miedo a la verdadera libertad. Y la libertad no es de mercado, es ética y política”, sostiene.
Sobre la autora:
(*) Doctora en Ciencias Sociales (UNER). Máster en Ciencias Humanas y Sociales (Universidad de París 8). Magíster en Educación con mención en Filosofía Política (UNER). Profesora en diversas maestrías y doctorados en universidades nacionales. Autora de los libros Mujeres Espaciales (tomos I y II, 2023-2024), Las Sofistas (2020), Aguafuertes filosóficas (2018), Algunos verbos que debemos conjugar para habitar el mundo (2015), entre otros.